martes, 16 de diciembre de 2014

Notas...

Quisiera hacerle una oda a la tristeza, a esa tristeza que viene del amor  y de los recuerdos.  Muchas veces cuando vivo momentos felices, de risas, de compartir con alguien más no estoy triste (vaya manera de arruinar el momento cuando esto sucede), por el contrario, intento estar feliz.  

Sin embargo cuando recuerdo esos momentos me doy cuenta de que estaba viviendo momentos verdaderos, es decir, de que estaba poniendo en acción el verbo vivir (sentir, amar, oler, acariciar,...)  momentos históricos en mi vida, momentos que me hicieron Melissa, esos que le daban alegría y sentido a mi vida y que por momentos así valía la pena existir. 

Por ello, pienso que la tristeza es más bella que la felicidad, la felicidad es inconsciente, la tristeza es consciente, es reflexiva, es más humana,  En la tristeza hay un proceso de reflexión, de apropiación de la realidad vivida y del tiempo el cual se vivió, es una fotografía de tu vida, pero aún más compleja, porque está en tu mente. 

¿Qué haré con tanta tristeza? Estoy segura de que los seres más tristes y melancólicos son las personas que han tenido una vida más feliz. Yo no sé cómo hay gente que piense que estar triste es ridículo. Sin embargo se que hay mucha gente como yo que disfruta de estar triste. 

Sí cuando uno está triste las cosas se ven más grises, se ven más lentas, preferimos que los sonidos  sean más suaves y la soledad, pero también creo que la tristeza nos convierte en más humanos, es por ello que yo no considero que la tristeza sea negativa, me conecta más fácilmente con el dolor ageno y soy más capaz de comprender y ayudar al que sufre.


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